Wednesday, November 16, 2005

Quizas ella...

Esto lo escribí cuando te ví por primera vez en el terminal...

Cuando la vi llevaba un disfraz muy especial,
Tenía un cuello de marfil y unas finas manos de algodón
Su rostro era de un cristal que sólo reflejaba la verdad.
Entonces sólo pedí un deseo, quize que su corazón
superara la belleza que la luz de su piel hacía rebotar en mi mirar,
Solo así sería capaz de no sucumbir al ver cómo nuestros cuerpos se desmoronan
al ritmo toneladas de segundos...

Sunday, November 06, 2005

Vagabundo

Iba caminando hacia lo que sería un paseo sin sentido, mirando el paisaje y respirando profundo.
Mientras yo caminaba feliz de la vida un vagabundo miraba con ganas un pan con apenas una mascada tirado en el suelo, un irrestible manjar para un estomago lleno de necesidad, nada podía arruinar aquel suculento festín, nada excepto un rayo o quizas un imbecil que sin darse cuenta lo pisara y destruyera aquella arma de destrucción masiva en terminos de deleite para las papilas gustativas. Entonces un avion pasó sobre nuestras cabezas, muy lento surfeando en un cielo anaranjado, uno de esos cielos que te sacan una sonrisa y te alegran el alma, cielo que combinaba perfecto con aquel pan puesto sobre la vereda como si esta fuese una mesa lujosa, de esas que suelen haber en los grandes castillos coloniales estilo Luis XVI que ni siquiera conozco ni se si existen. Yo con mi torpeza habitual caminaba muy feliz de tener ese momento especial, sobre todo porque el cielo estaba anaranjado y el avion paso lento mientras la gente me miraba por las ventanillas y gritaba "¡miren alla va notosil!". El sonido que hacian mis zapatillas al rozar con el cemento llego a los oídos de aquel casi afortunado vagabundo, quien inmediatamente dirigió sus ojos hacia mí, entonces su organismo reaccionó como lo haría el de cualquier ser vivo en una situación extrema, su corazón se agito y un poco de transpiracion mojo sus sucios calcetines ediondos a chester queso con mostaza, todo aquello por el temor que inundaba lo que hace un par de segundos era pura felicidad, su deseo caía a pedazos mientras mi pie se aproximaba a lo que era una irrestible fuente de sabor, su mano se abrio y su brazo se estiro en un intento desesperado por alcanzar aquel pan que tanto erizaba sus sentidos, pero la vida es injusta, porque así tiene que ser. Todo termino allí; el pan se esparcio por el suelo tal como lo hace la carne de un suicida volador, mi pie hizo un leve giro al resbalar sobre lo que podría haber sido una fuente de inmenzo placer para una vida con pocos placeres y muchos deseos.
No fue mi intención ¡la culpa fue del avion! la gente alboratada al verme bajo sus ojos; una experiencia unica he irrepetible para sus pateticas vidas, hizo cambiar mi vista de dirección. Eso pasaba por mi cabeza mientras el vagabundo se dirigía demasiado enérgico como para dudar de la fatalidad que me deparaba el destino. ¡Ahora era yo! yo era quien reaccionaba como lo haría cualquier ser vivo en una situación extrema, mis musculos se apretaron y mis piernas querían correr, pero no podía salir de ahi como una gallina, tenía que decirle a aquel hombre que no forma parte de mi naturaleza arruinar los mejores momentos de los demas, sino que sólo fue un accidente devastador.
¿te das cuenta de lo que hiciste? me pregunto con un tono a "te voy a sacar la chucha!" #¿vio el avion? me respondió sí, y he visto muchos más que tu en toda tu vida. #¿acaso a vivido mi vida? - No, sólo he vivido la mía, estoy muy ocupado cómo para vivir vidas agenas. #¡muy ocupado! sí! usted vive ocupado gastanto el tiempo que demoran los demás en meterse la mano al bolsillo para darle una moneda. Me contestó: Aunque no lo creas, es un trabajo bastante agotador, es más frecuente que los demas gasten el tiempo que yo demoro en pedirles una moneda, a que yo gaste el suyo mientras meten la mano al bolsillo para darme una. En efecto he perdido piediendo una moneda 92 horas, o sea ¡me han gastado 92 horas! y ellos sólo han gastado 34 horas en darme la moneda. en 92 horas podría ver 41 películas, comer 1160 kilates y orinar 178,3 litros, también podría rascarme 3876 veces la cabeza y estornudar unas 5600 veces, ¿te parece poco?. #Le encuentro toda la razon sr. vagabundo, le invito a un helado doble con vainilla y pasas al ron bañado en chocolate para remediar el daño que le hice. Debe estar cansado, ha sido un dia lleno de trabajo para usted. -No, gracias por la invitación, pero en el tiempo que demoramos en comprar el helado, conversar y comerlo es de aproximadamente 26 minutos. En 5 minutos pasan por aquí unas 57 personas, de las cuales el 38% me dara una moneda, con todo el dinero que recaudaría en esos 26 minutos me alcanzaría para 17 helados, 5 kilates y 4 kilos de pan, además me sobrarian monedas como para darle a mi colega de la otra esquina. #Valla, que interesantes sus analogías ¿pero acaso el momento agradable que pasaríamos conversando mientras comemos un helado es cuantificable en dinero? Si comemos helado usted se refresca y su mente se despeja, lo cual regula su presión arterial, mejora su sitema cardiovascular y ademas dejará de fumarse el cigarrillo que iba a encender 7 minutos luego de que yo me fuese, eso le evita el riesgo de tener cancer de aquí a 23 años mas. Con la energía electrica que produciría su cerebro mientras come el helado sería capaz de encender una led de 0.5 volts, lo cual estimularía a su cerebro a ramificar aun más sus neuronas, sin contar que sus musculos lograrían una mejor tonificación gracias al movimiento de su mandibula y de su mano mientras sostiene el cono del helado. - Mira, enserio que ahora no puedo ir a comerme un helado, tengo que volar porque una señora no encuentra a quien darle parte de su vuelto luego de haber ido a comprar acido muriatico y un reductor linfatico en una ferretería de Cerdeña. #Ha sido una agradable conversación, espero que nos encontremos de nuevo sr. vagabundo. - Así sera mi querido amigo, ¡adios! deseame suerte con la moneda, que el cambio a pesos me salga bien rentable. #Buen viaje!.
Entonces el vagabundo comenzó a elevarse hasta alcanzar el avion que iba en el horizonte, yo seguí mi camino sin sentido mientras la vereda me retaba por haberle reventado un pan en la espalda.