Tuesday, May 30, 2006

Fred, el vagabundo

Fred, el vagabundo, ha vivido más de 30 años durmiendo en las calles de ciudad Fluvia. Este singular personaje es una especie de mito urbano, pues muy poco se sabe de él y lo que no se sabe, se inventa.
Según algunos es un sobreviviente de un barco ruso que se hundió en las costas de la ciudad hace mucho tiempo, también he oído decir que él simplemente apareció en la ciudad debido a que fue interceptado por una burbuja de tiempo, esas burbujas que hacen desaparecer a la gente misteriosamente de su tiempo y ubicación geográfica trasladandola hacia lugares insospechados del espacio-tiempo.
Muy poco se sabe de Fred, pero mucho se habla de él pues es muy sabio y sus consejos abundan en la memoria colectiva de esta ciudad, la gente acude a él para encontrar consejos que siempre traen buenos resultados.
Un día tuve la fortuna de acceder a su pasado, pues él nunca habla de él. Me contó que antes de ser vagabundo tenía una esposa y dos hijos pequeños a quienes amaba, era gerente de una importadora de ropa, trabajaba bastante y ganaba un suculento sueldo.
Hasta ese entonces su vida era relativamente normal, pero una noche malvada se lo arrebato todo, pues mientras él estaba en su trabajo su casa se incendió entre ronquidos y sólo quedarón cenizas de lo que alguna vez fue su dicha.
En aquellos tortuosos meses se hundió en una depresión, su forma de ver la vida había sido triturada, pues él creía que la vida era justa con los justos y todo cuanto acontecía tenía una razón noble invisible a nuestros ojos. No podía existir nada que justificara tanta maldad por parte del destino y entonces decidió renunciar a todo lo convencional, a todo lo que había logrado con años de estudio y trabajo.
Compró un boleto hacia algún lugar desconocido, subió al avión sólo con lo que tenía puesto y sus documentos, entonces llegó a ciudad Fluvia y se enamoró de su tranquilidad.
Decidió vivir una vida simple, llena de carencias materiales para buscar su paz espiritual.
Con el paso de los años Fred ha recuperado su antigua filosofía de vida, según él ha vuelto a tener años felices y ha aprendido a escucharse mejor a sí mismo.
Me ha dicho : “En general el ser humano se enfrenta a una crisis existencial cuando su vida se mueve fuera de los rangos que él definió como aceptables, los más fuertes sabrán modificar su visión de la situación para disminuir al máximo su malestar. Eso ha sido lo que yo he hecho luego de que todo se derrumbara”.
A Fred le gustan los atardeceres y los cielos estrellados, también ama el rugir del mar, cosas accesibles para todo quien las busque son las que le hacen sentirse más feliz de lo normal. Según él ha cambiado sus anteojos para ver el mundo, pues si aun llevara puestos sus antiguos anteojos sería infeliz hasta el día de su muerte.
Sólo somos velas esperando el soplido que nos apagará, pero para ese día yo estaré feliz pues he disfrutado cada momento como si fuese el último, incluso disfruto cuando las lagrimas mojan mis mejillas. Ese optimismo le ha devuelto la sonrisa, y le ha convertido en el personaje más extraño de este lugar.
Cuando hace frío duerme en algún rincón publico que le brinde techo y algo de calor, cuando hace calor simplemente duerme en la calle.
A veces desea alejarse de la civilización y entonces emprende su viaje hacia un bosque donde tiene una pequeña guarida hecha sólo con ramas y materiales disponibles en la naturaleza. Tiene algunas armas hechas por el mismo que usa para cazar y pescar, no le falta que comer, ni que leer, pues él pasa gran parte de su tiempo leyendo. Guarda un baúl lleno de libros que le regalan las personas que acuden a él en momentos difíciles.
Cuando lee sus libros imagina aventuras y sale de sí mismo para vivir lo que alguien escribió. Cuando se cansa de leer sale a caminar acompañado de su fiel compañero, lemo, un perro grande como un oso y lanudo como un cordero. Comparte su comida con él sin hacer distinciones, porque lo trata como si fuese un ser humano.
Fred dice que algunos animales son muy expresivos, pues puedes ver en sus ojos su tristeza o su felicidad, ellos también sufren y necesitan tanto afecto como nosotros, a diferencia de que sin leer libro alguno son más sabios porque necesitan muy poco para estar contentos.
Lo último que me dijo fue : “yo alguna vez fuí un joven como tú, viví del modo que se supone es normal vivir, el modo que nadie se cuestiona. Cuando perdí lo que tenía pude haberme dado un tiro y terminar con todo, pero entonces decidí cuestionarme ese todo, renunciar a él y andar por un camino poco transitado. Ahora estoy viejo, no tengo las energías que desería tener y según algunos sólo soy un desafortunado vagabundo. Lo que no saben es que soy más afortunado que muchos de ellos, pues soy un viejo loco que sólo vive para vivir...”

2 comments:

Paulo said...

La verdad es que las cosas mas simple nos hace mas humanos, no se de adonde sacastes esa historia, pero a decir verdad algunas veces cada uno tenemos un poco de ese vagabundo, cuando las cosas mas lujosas o grandes no nos satisfacen, tendemos a recurrir a lo mas simple, para ser un`poco mas libre, para ser un poco mas felices.

buena tu historia, me imagino valpo con lo que dijistes, y me dan ganas de estar allá.... suerte la tuya ehh...!!

Elfosvaldo said...

Normalidad
Sentido Común...

Nada más ambigüo.
¿ambigüedad?

:S